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domingo, 25 de diciembre de 2011

Spotify y su circunstancia

Hace ya mucho tiempo que disfruto del servicio de Spotify. Para el que no lo sepa es un programa que se descarga y puedes acceder a un inmenso banco de música grabada. Discos de todos los estilos musicales. Al principio tenía la opción gratuita con publicidad. Después ya pasé a la versión Premium que es de pago (10 € al mes). Esta opción aumenta la calidad de sonido y permite almacenar música sin límite en tu ordenador u smartphone sin estar conectado.

Comentaba yo el otro día con un amigo las bondades de este programa cuando me dijo que se podía acceder a otros similares que te ofrecen algo parecido gratuitamente. ¿Para qué pagar cuando puedes tener lo mismo gratis? Esta es la pregunta clave y es la que quiero contestar.

Este es un asunto muy espinoso que no logramos dilucidar fácilmente. Es cierto que la tecnología avanza más rápido que la reflexión ética y no digamos la legislación. Pero por eso mismo, urge ponerse a meditar sobre ello.

Desde hace ya algunos años observamos como la descarga desde Internet se va extendiendo de forma imparable. Se nos dice que esto es un perjuicio enorme a una industria y que es una nueva forma de robo.

¿Estamos hablando de robar? La ética tiene sus parámetros propios que aquí se desdibujan. Por ejemplo, desde una óptica utilitarista deberíamos centrarnos en el bien común. Y ahora toca definir este concepto. Unos dirán que de una industria como la audiovisual depende el pan de muchas familias y el trabajo de los artistas que tienen derecho a vivir de su esfuerzo y creatividad. Otros de fijan en los millones de personas que "comparten" (el verbo compartir siempre está cargado de mucha positividad) archivos de música. Y ahorran mucho dinero, pues se hacen con una colección enorme de música y películas gratuitamente.

El que escribe música o literatura, así como el que produce películas no crea un objeto tangible como sí lo hace un escultor o un pintor. Estos paren un original del que se hacen copias, pero las copias siempre serán auténticas copias y el original queda indemne. En música, literatura o cine no existe el original. Un soneto de Quevedo existirá incluso si todas las copias han desaparecido mientras alguien lo tenga en la cabeza.
Por lo tanto el concepto copia admite varios significados y se están usando como si fueran equivalentes. Es preciso recuperar ahora el concepto ejemplar. Cuando compramos Ana Karenina no compramos una copia, compramos un ejemplar y cuando compramos un póster del Guernica de Picasso compramos efectivamente una copia. Por tanto cuando compartimos un archivo y lo dejamos en el ordenador o lo pasamos a un CD no estamos generando una copia sino un ejemplar nuevo. La generación de ejemplares es algo distinto de la mera copia y es algo reñido con el concepto compartir. Se está llamando compartir al hecho de invitar a la generación de nuevos ejemplares de algo, canciones o películas. Y esto, en buena ley, debería llamarse generación masiva e incontrolada de ejemplares de algo. Recordemos que mucha gente se gana la vida fabricando ejemplares para el público. La fabricación y distribución de ejemplares de obras literarias, musicales o de cine está regulada para que este mundo ayude a sostener la sociedad.

Otro factor interviniente es la falta de culpa. No pocos filósofos dirán que el mal es algo inútil de explicar pues todos sabemos reconocerlo. Incluso, en ocasiones, este sentimiento de culpa actúa de forma inconsciente. Sin embargo, ahora es difícil sentir algo cuando la persona perjudicada no está presente, no la conocemos personalmente y finalmente pensamos que le estamos negando unos céntimos a una persona que probablemente es muy rica. Nadie se siente un ladrón cuando baja música de la red. En estas condiciones es preciso tener un fundamento personal ético muy fuerte basado en ideales morales sólo expresables mediante conceptos abstractos.

Kohlberg descubrió que existe una evolución en el pensamiento de la gente de forma que existe una escala de uno a seis. las etapas más elevadas exigen el manejo de conceptos abstractos. Piaget pensaba ingenuamente que todo el mundo alcanzaba este pensamiento abstracto a determinada edad. Pero esto no se ha visto corroborado científicamente. La mayor parte de la población no alcanza este nivel. Y por eso se queda en niveles morales bastante modestos. Esto explica que cientos de miles de personas en Irlanda o País Vasco hayan apoyado masivamente el terrorismo siendo por otra parte personas normales sin tendencias asesinas y que millones de personas no vean porqué deben dejar de bajarse música o películas gratis. Y son gente normal, no son ladrones ni timadores.

Gente con recursos modestos argumenta que el cine o los discos son caros. Esto que pretendía ser una excusa (y nunca una auténtica justificación) era más o menos cierto en el pasado. Hoy ya no lo es. Puedes tener por muy poco dinero todos los discos que quieras gracias a compañías como Spotify y otras. Dejemos de generar ejemplares incontrolados. No se trata ya de poseer ejemplares a mansalva sino de disfrutar de un buen servicio. No se trata de porqué pagar si lo puedes tener gratis. Internet nos ha acostumbrado a los servicios gratuitos, a veces con una presencia abusiva de la publicidad. Internet también sirve para comprar y para obtener servicios. Mantengamos al mundo musical que tanto amamos. Es muy barato además. Aumentemos el nivel moral de la sociedad, pero tampoco nos molestemos en afear en demasía al copiador más o menos compulsivo, pues como ya he explicado no lo va a entender.

Thyrsus me fecit

viernes, 23 de diciembre de 2011

17º Seminario Vox Aurea 2011 con Vytautas Miškinis

Es un auténtico privilegio contar con uno de los autores de música coral más importantes de Europa. El maestro Vytautas Miškinis se presentó ante nosotros con muy buen humor y muchas ganas de comunicar. Se le notaba a gusto entre nosotros y nos trajo un tríptico con poemas de Tagore para estrenar en el concierto del seminario.









La música coral báltica es especialmente interesante. La tradición coral de esos países es muy rica. Mucho más que la nuestra, por eso si hay que buscar maestros de los que aprender, pocos sitios hay tan buenos como los países ribereños del mar Báltico.

PROGRAMA:
  • Vytautas Miškinis: Gloria 
  • Vytautas Miškinis: Sanctus 
  • Edward Elgar (1857-1934): Deep in my soul 
  • Eric Whitacre (1970): Sleep 
  • Morten Lauridsen (1943): O Nata Lux 
  • Vytautas Miškinis: O salutaris hostia 
  • Vytautas Miškinis: Three sights to baby. Estreno absoluto
                       I. The sleep
                       II. The smile
                       III. The sweet

NOTAS AL PROGRAMA:

La cita de este año de la Residencia de Estudiantes con este seminario de música coral enlaza de nuevo con el lejano Báltico. Los entendidos saben a estas alturas que alrededor de sus frías aguas se ha ido fraguando una de las culturas corales más ricas que encontrarse puedan. En este sentido, recordamos como en 2005, en ocasión como ésta, el coro Vox Aurea contó con la profesora sueca Helen Larsson. Autores bálticos como Sisask, Eriksson, Jennefelt, Kverno, Mellnäs, Nysted, Olsson, Rautavaara y Wikander han ido sonando en esta sala y dan fe del peso que tiene esta cultura coral en el mundo. Hoy tendremos dirigiendo este concierto al maestro Vytautas Miškinis (Vilnius, 1954), que nos llega desde Lituania para darnos a conocer más profundamente su extraordinario universo musical.

Su música no es nueva en este escenario. Ya sonó en los conciertos fin de seminario de 2004, 2007 y 2008. No podía ser de otra manera porque estamos ante un maestro fundamental para entender la música coral de este último cambio de siglo. Autor cosmopolita con una obra extensa, se ha dedicado a la música religiosa usando el latín de los himnos y preces tradicionales en más de cien motetes y treinta misas, aparte de tres centenas de piezas profanas. Sin renunciar a ningún tipo de recurso sonoro, utiliza muy imaginativamente ritmos y armonías muy sugerentes, aunque dentro de los límites tonales que han ido conformando una obra con ambición de ser entendida y apreciada por el público aficionado.

El coro Vox Aurea quiere comenzar el concierto con dos obras de este músico con el que ha tenido el placer de trabajar durante este fin de semana, y así empieza el concierto, con dos muestras de su música religiosa, para pasar después a las obras que se han estudiado a fondo durante el seminario. El propio Miškinis nos ofrece hoy un repertorio de gran interés. Por un lado, nos regala un trío de canciones sobre textos de Tagore para ser estrenado en este encuentro con cantores y público españoles. Por otro, nos trae obras de autores que le son especialmente queridos y de otros que le son afines por diversas razones, pero que, en todo caso, son colegas suyos en estos tiempos tan interesantes para el mundo coral internacional.

Vytautas Miškinis: Gloria

Gloria in excelsis Deo et in terra
pax hominibus bonae voluntatis
Laudamus te
Benedicimus te
Adoramus te

Glorificamus te

Gratias agimus tibi propter

magnam gloriam tuam

Domine Deus

Rex coelestis
Deus Pater omnipotens
Domine Fili unigenite Jesu Christe
Domine Deus Agnus Dei
Filius Patris
qui tollis peccata mundi
miserere nobis
suscipe deprecationem nostram
Qui sedes ad dexteram Patris
miserere nobis
Quoniam tu solus Sanctus
Tu solus Dominus.

Este himno se canta o se recita en voz alta los domingos fuera de los tiempos de Adviento y de Cuaresma, y en diversas solemnidades y fiestas.
El primer papa que lo introduce en la Liturgia fue el papa Telesforo (128-139?). Papa mártir sacrificado en tiempos de Adriano o Trajano. Este pontífice lo incluye en el Ordinario de la fiesta de Navidad y, tres siglos después, el papa Símaco (498-514) lo generaliza para todas las celebraciones dominicales.
En este himno se expresan deseos, además de sumisión, admiración, alegría y se recitan los rasgos principales del Ser Supremo según la doctrina cristiana. Toda esta compleja mezcla no se expresa musicalmente de manera simple. La pieza va mudando, de forma ejemplar, de ritmo y de expresión según el texto lo demanda.

Vytautas Miškinis: Sanctus
 
Sanctus, Sanctus, Sanctus,
Dominus Deus, Sabaoth.
Pleni sunt coeli et terra gloria tua.
Hosanna in excelsis.
Benedictus qui venit in nomine Domini
Hosanna in excelsis.

El Sanctus es una parte del Ordinario de la misa católica, y se canta o recita para concluir el Prefacio. No es exclusivo de los ritos católicos, puesto que la iglesia ortodoxa y no pocas protestantes también lo usan con pequeñas variantes. Es un himno en honor de la Santísima Trinidad, por eso la palabra «Sanctus» se repite tres veces al principio.
Miškinis divide la pieza en dos partes. La primera, donde se alaba la santidad del Señor de los ejércitos, se presenta un contraste entre las voces femeninas, homofónicas y rítmicas y las voces masculinas, no menos rítmicas, pero con un carácter imitativo, una especie de canon. En la segunda parte, desde el «Hossanna», son las cuatro voces las que conforman un nuevo canon.

Edward Elgar (1857-1934): Deep in my soul
Poema original de Lord Byron (1788-1824)

Deep in my soul that tender secret dwells,
Lonely and lost to light for evermore,

Save when to thine my heart responsive swells,
Then trembles into silence as before.

There, in its centre, a sepulchral lamp
Burns the slow flame, eternal but unseen;

Which not the darkness of Despair can damp,
Though vain its ray as it had never been.


En lo profundo de mi alma

En lo profundo de mi alma reside ese tierno secreto,
Solitario y perdido para la luz eternamente;

Salvo cuando mi corazón, sensible al tuyo, se inflama,
Para estremecerse y caer en el silencio como antes.

Ahí, en su centro, una lámpara sepulcral
Consume la lenta llama, eterna, pero oculta,

Y que ni la oscuridad de la desesperación puede apagar
Por leve e inútil que su rayo sea.
       
Traducción de Alicia Cogolludo.

Edward Elgar representa en la música inglesa un renacimiento extraordinario, pues tras el paréntesis musical victoriano sin figuras de primera fila, se produce una potente eclosión de autores de los cuales Elgar es el pionero. Tras él vienen Vaughan Williams, Walton, Holst, Tippett, Britten, Ireland, etc. Una auténtica edad dorada para la música inglesa. En este nuevo siglo musical inglés, que comienza en la época eduardiana, la música coral ocupa un lugar de privilegio que da unos frutos apreciadísimos por directores y cantores de los últimos cien años.
El poema elegido por Elgar está extraído de uno de los más influyentes libros de poemas de la literatura inglesa, nada menos que El Corsario de Lord Byron. Poema romántico en el que el genio de este gran poeta universal consigue un tono introspectivo e intimista, aunque eso sí, usando grandes palabras como desesperación, estremecimiento, fuego, rayo...
La música de Elgar debe responder al clima íntimo y profundo sin caer en la tentación de efectismos que siempre son peligrosos en la poesía romántica. El resultado es de una gran belleza. La música es propia de la maestría de Elgar y acompaña al texto de forma admirable, potenciando su belleza y su mensaje.

Eric Whitacre (1970): Sleep
Sobre el poema homónimo de Charles Anthony Silvestri (1965) escrito para esta pieza.

The evening hangs beneath the moon
A silver thread on darkened dune
With closing eyes and resting head
I know that sleep is coming soon.

Upon my pillow, safe in bed
A thousand pictures fill my head
I cannot sleep, my mind’s a-flight
And yet my limbs seem made of lead.

If there are noises in the night
A frightening shadow, flickering light
Then I surrender unto sleep
Where clouds of dream give second sight.

What dreams may come, both dark and deep
Of flying wings and soaring leap
As I surrender unto sleep,
As I surrender unto sleep.

SUEÑO

La noche se cierne bajo la luna
Un hilo plateado sobre la duna en sombras
Los ojos cerrados, la cabeza descansada,
Sé que el sueño va a venir pronto.

Sobre la almohada, a salvo en la cama
Miles de imágenes pueblan mi cabeza
No puedo dormir, mi mente vuela
Y sin embargo mis extremidades parecen de plomo.

Si hay ruidos en la noche
Una sombra aterradora, una luz vacilante
Entonces me entrego al sueño
En donde las nubes de los sueños otorgan clarividencia.

Los sueños que vengan, oscuros y profundos
De alas que vuelan y salto vertiginoso
Según me entrego al sueño
Según me entrego al sueño.

          Traducción de Alicia Cogolludo.

Eric Whitacre es un autor del siglo xxi en todos los sentidos. Tiene un gran talento, viaja para dirigir su música a los más dispares lugares del globo, cuida más de su atildado y juvenil aspecto que una estrella de cine, mantiene una actividad frenética en YouTube, Facebook y Twitter, compone para coros o para películas comerciales de éxito, es popular y sofisticado y puede combinar espectacularidad y delicadeza como un gran maestro. Es, en definitiva, todo un personaje.
Whitacre recurre a su habitual colaborador el poeta Charles Anthony Silvestri para esta pieza, como ya hizo con Lux Aurumque que interpretó Vox Aurea en este salón en 2006 bajo la dirección de Josep Vila.
Esta partitura arropaba originalmente un poema de Robert Frost (1864-1973) llamado Stopping by Woods on a Snowy Evening. Problemas con los derechos de autor, que impedían la interpretación pública, amenazaban con condenar la pieza al silencio, por lo que Silvestri acudió al rescate de Whitacre y le escribió esta letra admirable. Por eso, en este concierto es la pieza rara. No se trata aquí de un músico que compone melodías para un poema o himno tal y como estamos acostumbrados, sino al revés: lo que tenemos aquí es un poeta que imagina el texto idóneo para una música, en realidad es Silvestri el artesano de las palabras, el que remata la obra.

Morten Lauridsen (1943): O Nata Lux

O nata lux de lumine,
Jesu redemptor saeculi,
dignare clemens supplicum
laudes preces que sumere.
O nata lux de lumine.

O luz nacida de la luz
Jesús, redentor de los siglos.
Dígnate por misericordia a
aceptar las súplicas y oraciones
de los que te imploran.
O luz nacida de la luz.

En el mundo clásico norteamericano actual pocos autores pueden mostrar tantos premios, reconocimientos, Grammys, etc. como Morten Lauridsen. Este hijo de emigrantes daneses y persona espiritual con tendencia a un cierto misticismo nos transmite siempre sensaciones de paz y profundidad. Se dedica a la música desde niño y, tras años de dudas, decide finalmente centrarse en la composición. Actualmente es profesor de esta disciplina en la Thornton School of Music de la Universidad del Sur de California.
En su música religiosa se mantiene siempre dentro de límites tonales y se vuelve mucho más experimental en el ámbito profano, cuando pone música a poemas de sus autores favoritos entre los que cuenta a García Lorca. Aunque no se considera poeta, sí cree que sus composiciones son muy poéticas. Con su música intenta alcanzar su ideal artístico. Son sus palabras:

Creo que el propósito de cualquier arte es dejarnos algo elegante que enriquezca nuestro espíritu, nos toque el corazón, ponga a prueba nuestro intelecto y mejore la condición humana.

O nata Lux es un himno litúrgico que tiene su origen en el siglo x y que se canta en el oficio de Laudes en la mañana de la fiesta de la Transfiguración. Once siglos después, Lauridsen lo transforma en una de las tres partituras más vendidas de la editorial Theodore Presser Co. desde 1783, las otras dos también son suyas.

Vytautas Miškinis: O salutaris hostia
Sobre texto de Tomás de Aquino (1225-1274)

O salutaris hostia,
Quæ caeli pandis ostium,
Bella premunt hostilia;
Da robur, fer auxilium.

Oh salvadora hostia,
Que abres la puerta del cielo,
Guerras implacables (nos) oprimen:
Da(nos) fuerza, danos auxilio.

El siglo xiii ve el nacimiento de la fiesta del Corpus Christi. Por entonces, el papa Urbano IV decide que esta nueva fiesta debe contar con su propia liturgia y encarga al Aquinate cinco himnos para este fin. Uno de ellos es el denominado Verbum Supernum Prodiens que se destina a las plegarias de Laudes. La penúltima estrofa de este himno es la que comienza con este «O salutaris Hostia» que se ha venido utilizando también para el momento en que el sacerdote eleva la Sagrada Forma en el momento de la consagración.
Miškinis, más que plegarse a la intención y propósito originales del texto, intenta describir musicalmente la situación que se produce en el templo desde el punto de vista de los fieles que asisten al rito. Por un lado está la oración individual de cada creyente que quiere comunicarse directamente con Dios. La suma de todas estas plegarias llega al Ser Supremo de forma que sólo por su carácter de Ser Todopoderoso es capaz de atender a todos. Por otro lado, en el templo se produce el rezo comunitario, muchas veces cantado, que puede llevar a cabo una comunidad religiosa cualquiera. Ambas formas de relación con la Divinidad se combinan en esta especie de especulación filosófica musical sobre las formas en que el hombre se comunica con Dios y que Miškinis propone para nuestra consideración.

Vytautas Miškinis: Three sights to baby. Estreno absoluto

I. The sleep
II. The smile
III. The sweet

Versos pertenecientes a la Ofrenda de canciones o Gitanjali de Rabindranath Tagore

THE sleep that flits on baby’s eyes does
anybody know from where it comes? Yes,
there is a rumour that it has its dwelling
where, in the fairy village among shadows
of the forest dimly lit with glow worms,
there hang two timid buds of enchantment.
From there it comes to kiss baby’s eyes.

THE smile that flickers on baby’s lips
when he sleeps does anybody know where
it was born? Yes, there is a rumour that a
young pale beam of a crescent moon touched
the edge of a vanishing autumn cloud, and
there the smile was first born in the dream
of a dew washed morning the smile that
flickers on baby’s lips when he sleeps.

THE sweet, soft freshness that blooms on
baby’s limbs does anybody know where
it was hidden so long? Yes, when the mother
was a young girl it lay pervading her heart
in tender and silent mystery of love the
sweet, soft freshness that has bloomed on
baby’s limbs.

¿Sabe alguien de dónde viene el sueño que pasa, volando, por los ojos del niño?
Sí. Dicen que mora en la aldea de las hadas;
que por la sombra de una floresta vagamente alumbrada de luciérnagas,
cuelgan dos tímidos capullos de encanto,
de donde viene el sueño a besar los ojos del niño.

¿Sabe alguien de dónde viene la sonrisa que revuela por los labios del niño dormido?
Sí. Cuentan que, en el ensueño de una mañana de otoño, fresca de rocío,
el pálido rayo primero de la luna nueva, dorando el borde de una nube que se iba,
hizo la sonrisa que vaga en los labios del niño dormido.

¿Sabe alguien en dónde estuvo escondida tanto tiempo la dulce y suave frescura
que florece en las carnecitas del niño? Sí. Cuando la madre era joven,
empapaba su corazón de un tierno y misterioso silencio de amor, la dulce y suave frescura
que ha florecido en las carnecitas del niño.

          Traducción de Alicia Cogolludo.

La versión en inglés del poemario Gitanjali que el propio Tagore realiza y que se publica en 1913 es un éxito sin precedentes y una cierta revolución poética. Tagore quiso ser entendido tanto en Occidente como en Oriente, aspiró a ser un puente entre dos mundos y acabó convirtiéndose en un poeta universal. Este poema nos remite al mundo infantil tan caro a Tagore y al propio Miškinis que tanta música ha escrito para coro de niños.
Miškinis divide el poema en tres partes, de forma que cada estrofa forma una canción en sí misma, aunque aprovecha el recurso poético de Tagore de repetir una pregunta «¿Sabe alguien... ?» para dotar de una cierta unidad al tríptico.
Como vemos, Vytautas Miškinis nos ha querido mostrar parte de su obra, compartir con todos nosotros lo último de su producción y hacer sonar en este salón lo más representativo de los autores corales de hoy y de los que han abierto el camino para ellos. Esperamos que sea una experiencia inolvidable para todos y para él también.

Thyrsus me fecit

16º Seminario Vox Aurea 2010 con Javier Corcuera

El seminario 2010 ha sido el más especial de todos por muchas razones. Se trataba de estar a la altura del programa de la Residencia de Estudiantes en su centenario. Por ello, el Coro Vox Aurea tiró la casa por la ventana y encargó varias obras de estreno a importantes compositores. Javier Corcuera, nuestro director de entonces coordinó todo y aportó parte del repertorio. No es frecuente reunir a tanto maestro de primera fila. Cada uno de los compositores preparó con el coro sus propias piezas compuestas para la ocasión y luego las dirigió en el concierto final, excepto Bsto que no pudo quedarse. El maestro Dante Andreo no vino por estar en otro compromiso fuera de España, pero sus obras fueron dirigidas con el buen saber hacer de siempre por Javier Corcuera.


Los maestros Balistreri, Elberdin,
Corcuera, Sarasola y Busto



Corcuera  preparó y dirigió obras de autores relacionados con la Residencia de Estudiantes: Poulenc, Ravel, Remacha o Bacarisse. Tampoco faltaron piezas con letra de García Lorca.



PROGRAMA:

1.     Dante Andreo ESTRENO (“Agua sólo es el mar”, de José Bergamín)
2.     Javier Busto ESTRENO (“A un olmo seco”, de Antonio Machado)
3.     Albert Alcaraz (fragmento de “La voz a ti debida”, de Pedro Salinas)
4.     Josu Elberdin ESTRENO (“Castilla tiene castillos”, de Rafael Alberti)
5.     Josu Elberdin ESTRENO (“Anoche cuando dormía”, de Antonio Machado),
6.     Roberto Balistreri ESTRENO (“Mientras tú existas”, de Ángel González) y
7.     Xavier Sarasola ESTRENO (“En el fondo del hombre”, de Miguel Hernández).
8.     Rodolfo Halffter (“Para la sepultura de Dulcinea”, de Tres epitafios),
9.     Fernando Remacha (“Leihorik leiho” de Siete canciones vascas)
10. Fernando Remacha (“Horra hor goiko”, de Siete canciones vascas)
11. Salvador Bacarisse (“Ojos claros, serenos”, de Gutierre de Cetina)
12. Francisco Guerrero (“Ojos claros, serenos”, de Gutierre de Cetina)
13. Maurice Ravel (“Nicolette”, con texto del propio Ravel)
14. Francis Poulenc (“Le jour m'etonne et la nuit me fait peur”, de Paul Éluard)
15. Manuel Oltra   (“Canción del jinete” de Federico García Lorca)
16. Einojuhani Rautavaara  (“Canción del jinete” de Federico García Lorca)

Notas al programa:
La Residencia de Estudiantes, en su primer centenario, ofrece en el recital de hoy, un homenaje a aquellos músicos y poetas de aquella generación de españoles que pudo y quiso hacer tanto por su país y que la guerra mató, exiló, encerró en una cárcel u ocultó, como veremos, en una ferretería. Todo el repertorio que hoy el coro Vox Aurea ofrece a la consideración de ustedes gira en torno a estos poetas y músicos  fundamentales de aquella generación del 27, que vuelven hoy a la Residencia que tanto amaron.
Los más importantes compositores actuales de música coral de España y Argentina han colaborado generosamente componiendo obras que se van a estrenar aquí. Poemas de Bergamín, Machado, Lorca, Alberti, Ángel González o Miguel Hernández, del que celebramos centenario también, sonarán envueltos en melodías y armonías contemporáneas. Otros personajes como Ravel o Poulenc, que por aquí pasaron y que fueron amigos de Falla y otros compositores de la órbita de la Residencia nos darán otras sonoridades y, junto a la música de Rautavaara, le darán el necesario tono de cosmopolitismo del que siempre quiso hacer gala esta institución ya centenaria.
Este año es Javier Corcuera el encargado de seleccionar y preparar el repertorio con el coro Vox Aurea y resto de cantores y, claro, de dirigirlo hoy ante ustedes. El coro organizador del cursillo origen de este concierto recurre a su propio director para esta ocasión tan especial. Su preparación, su sensibilidad y su buen hacer ya demostrados son la garantía de que este concierto sea un evento digno para esta celebración y este lugar.
Como estamos de conmemoraciones y aniversarios, sirva este recital para recordar la labor tan meritoria que llevaron a cabo maestros como D. Antonio J. Onieva que formó un orfeón con casi cien residentes, como D. Eduardo Torner Martínez y su coral de Misiones Pedagógicas que solía actuar junto al grupo de teatro de residentes y, claro esta, a D. Rafael Benedito, tan vinculado a la Residencia y que formó la Masa Coral de Madrid. Nuestros respetos y admiración a todos ellos.

OJOS CLAROS SERENOS, poema de Gutierre de Cetina (Sevilla, 1510 - México 1557). Versiones de Francisco Guerrero (Sevilla, 1528 – Id., 1599) y de Salvador Bacarisse (Madrid, 1898 - París, 1963).

      Ojos claros, serenos,
si de un dulçe mirar sois alabados,
¿por qué, si me miráis, miráis airados?
Si quanto más piadosos,
más bellos pareçéis a aquel que os mira,
no me miréis con ira,
porque no parezcáis menos hermosos.
¡Ay, tormentos raviosos!
Ojos claros, serenos,
ya que ansí me miráis, miradme al menos.

Comienza el concierto con este madrigal que Menéndez Pelayo incluye entre las cien mejores poesías de la literatura española. Gutierre de Cetina fue un inquieto hombre del Renacimiento. Como soldado guerreó por toda Europa y norte de África (como dice uno de sus poemas: Entre armas, guerra, fuego, ira y furores...), vivió en Méjico y murió a manos de un amante celoso. Su producción poética gira casi exclusivamente en torno a los temas amorosos y utiliza el recurso de los ojos con mucha frecuencia, recordemos aquel hermosísimo:

Bien se yo que sois graciosos;
mas, ojos, para entenderos,
decidme, ¿cómo sois fieros?;
si fieros ¿cómo hermosos?

 Sus influencias son Petrarca, Ausias March y Garcilaso de la Vega. Su obra es toda de muy buena calidad, pero es este poema el que le sitúa en lugar preeminente del parnaso español. Ha sido musicado en varias ocasiones. Ofrecemos dos de ellas:
Una es la ya clásica del maestro Francisco Guerrero. Este sevillano fue un genio de cierta precocidad y estuvo casi toda su vida profesional vinculado a la catedral de Sevilla. Allí fue niño cantor y maestro de capilla durante cuarenta y cuatro años. Se dice que fue alumno de Cristóbal de Morales y que estuvo ligado también al maestro Victoria. Al contrario que ellos tuvo una relación con Italia más limitada y se dedicó más a la música profana, de la que este madrigal de hoy, que forma parte del Cancionero de Medinaceli, es una magnífica muestra.  Guerrero gozó de un prestigio inmenso. Sus obras se interpretaban en las catedrales españolas y asiduamente en las de Lima, Guatemala y Méjico. Incluso llegaban a la catedral de Goa. Sus motetes, magnificats, salmos, misas, canciones, etc. suponen un tesoro inconmensurable para todo coro.
Salvador Bacarisse se fija en este poema para componer su propia versión. Este músico pertenece al legendario grupo de los Ocho. Probablemente es, en parte, responsable de la deriva hacia la música impresionista de origen francés que se da en estos compositores porque su padre, que por motivos profesionales viajaba mucho por Bélgica y Francia, suministraba al grupo gran cantidad de partituras de todo lo nuevo que aparecía por la capital del Sena.
Bacarisse se exilia en Francia tras la guerra y allí compone durante la ocupación alemana y en los años siguientes. De esa época es esta pieza. Recordemos que, también en aquel exilio parisino, compuso Rodrigo su Concierto de Aranjuez en un modesto piso de la Rue de Saint Jacques.

Para la sepultura de Dulcinea,  Texto de Miguel de Cervantes (Alcalá de Henares, 1547 – Madrid, 1616) con música de Rodolfo Halffter (Madrid, 1900 – Ciudad de México, 1987),  e incluida en sus Tres epitafios, obra para coro mixto de 1947 – 1953.

Reposa aquí Dulcinea,
y, aunque de carnes rolliza,
la volvió en polvo y ceniza
la muerte espantable y fea.

Fue de castiza ralea
y tuvo asomos de dama;
del gran Quijote fue llama
y fue gloria de su aldea.

Este epitafio es muy conocido por aparecer al final de la primera parte del Quijote atribuido al Tiquitoc, académico de la Argamasilla en un alarde de ingenio humorístico. Otros académicos imaginarios, el Cachidiablo y el Burlador, se encargan de los epitafios de Don Quijote y de Sancho Panza. Todo esto, asegura Cervantes, aparece escrito en letra gótica en unos pergaminos guardados en una caja de plomo aparecida en las ruinas de una iglesia.
Los hermanos Rodolfo y Ernesto Halffter son miembros de la generación, motivo del homenaje de hoy. Rodolfo es conocido  a veces como el Halffter mejicano por su exilio en ese país después de la guerra y Ernesto como el portugués, por la profunda relación que tuvo con el vecino luso. Estos epitafios de Rodolfo constituyen la obra coral más conocida de toda esta generación y ha sido frecuentada por multitud de coros en estas últimas décadas. Halffter usa el típico compás de amalgama 6/8-3/4 propio de la Petenera flamenca, y usado en la canción América, la más latina de las que forman West Side Story de Leonard Bernstein, americano de origen hebreo como se sospecha que lo es la misma petenera y la propia prosapia cervantina.

Leihorik leiho y Horra hor goiko, pertenecientes a las Siete canciones vascas. Armonización de Fernando Remacha (Tudela, 1898 -  Pamplona, 1984).

Leihorik leiho ipar airea,
txistuka dabil,
argiak naiz hil,
Horra hor Mikel lagunarteko leihoan dago.
Poz ta pozago.
Sardadiela barrenaldera
Zer ari haiz hor? Isil eta gor?
De ventana a ventana sopla viento del norte,
silba y silba
me he muerto de luz.
Ahí está Mikel en la ventana de los amigos.
Más contento que contento.
Que entre hacia adentro
¿Qué haces ahí? ¿Callado y sordo?
Trad. Araiz Zubimendi Alberdi
Horra hor goiko ariztitxu baten  
kukuak umeak egin dozak aurten,
kukuak egin amilotxak jan.
Hauxe bere kukuaren zori txarra zen
Ahí en un robledalcito de arriba
el cuco ha tenido crías,
el cuco las hace, el herrerillo se las come.
Esa era la desgracia del cuco.
Trad. Araiz Zubimendi Alberdi

Ambas piezas pertenecen a las Siete canciones vascas que Remacha armoniza en 1958, año importante en su carrera como vamos a ver.
Remacha está en la nómina del Grupo de los Ocho desde el primer momento. Sin embargo, mientras que los compositores compañeros de aquella generación se exilan en el extranjero, Fernando Remacha opta por el exilio interior.
Vivió intensamente sus años juveniles en Roma y en Madrid y fue gran amigo de Bacarisse. Como el resto de los Ocho, se forma con Conrado del Campo, y como todos ellos rechaza la tendencia melogermanófila del maestro común y se deja atraer por los aires antirrománticos y debussianos que llegan de París. Colabora con otro gran residente, Luis Buñuel, en la música de varias películas de su productora Filmófono. Un ejemplo es La hija de Juan Simón. Durante la República y la guerra sigue componiendo y ganando premios nacionales de música. Acabada la contienda regresa a su Tudela natal y allí se esconde en la trastienda de la ferretería familiar que todavía existe en la calle Gaztambide, a escasos nueve portales de la Plaza de los Fueros. Se dedica al comercio y a componer robando horas al sueño. Esta pesadilla acaba en 1957 cuando el peligro pasa y sus méritos son reconocidos. Se le nombra entonces director del recién fundado Conservatorio Pablo Sarasate de Pamplona, hoy Conservatorio Superior de Música de Navarra que continua en la misma sede de la calle Aoiz.
Tras la guerra, Remacha lleva a cabo una extensa labor armonizadora de poesía y música popular para coro, así las Cinco canciones castellanas, Belatzu, Basa txoritxu, Itxasoan, El cant dels ocells, Déjame subir al carro, varios villancicos y poemas de Blas de Laserna.

CANCIÓN DEL JINETE: Poema de Federico García Lorca (Fuente Vaqueros, 1898 – Víznar, 1936), versiones de Manuel Oltra (Valencia, 1922) y Einojuhani Rautavaara  (Helsinki, 1928).

Córdoba. Lejana y sola.
Jaca negra, luna grande,
y aceitunas en mi alforja.
Aunque sepa los caminos
yo nunca llegaré a Córdoba.
Por el llano, por el viento,
jaca negra, luna roja.
La muerte me está mirando
desde las torres de Córdoba.
¡Ay qué camino tan largo!
¡Ay mi jaca valerosa!
¡Ay, que la muerte me espera,
antes de llegar a Córdoba!
Córdoba. Lejana y sola.

Este poema tan conocido, tiene un fondo oscuro que remite al tema tan lorquiano de la muerte. La parca que acecha, la jaca negra y la noche envuelven al lector recordándole su carácter singular de inevitable y terrible. Estremece el tono premonitorio. Su hermano Francisco García Lorca nos explica: “Para Federico el morir es el no llegar, porque la muerte nos sorprende siempre en medio de la jornada, y toda muerte es, en cierto modo, asesinato”.
Hay una discusión interesante sobre el origen del poema. José Ángel Valente cree que Lorca se inspiró en un escritor irlandés muy valorado por Juan Ramón Jiménez. Nos referimos al Barón de Dunsany (Londres, 1878 – Dublin, 1957) muy conocido como escritor de cuentos fantásticos de regusto céltico – artúrico. Un cuento de Dunsany llamado Carcasona aparece en el volumen Cuentos de un soñador publicado por la Revista de Occidente en 1924 y que bien pudo llegar a la biblioteca de la Residencia. Córdoba por Carcasona, la muerte acecha desde las torres de la Porte Narbonnaise y desde la Torre de la Malmuerta. “...nunca llegareis a Carcasona” predice el adivino a los guerreros de Camorak, pero el temerario rey decide luchar contra el hado. Hacia Carcasona que se nos van y, claro, no llegan. La Canción del Jinete pertenece al libro Canciones de ese citado 1924.
Manuel Oltra es un personaje muy relevante en el mundo musical barcelonés. Alumno de Toldrá y Zamacois, compone música orquestal y coral mostrando un interés grande por el folclore catalán y por su instrumento más representativo, que es la cobla. Tiene esta conocida versión de este poema que es una muestra de su interés por la obra de Lorca, aunque también se ha dedicado a otros, Alberti, sin ir más lejos.
Einojuhani Rautavaara  es un gran sinfonista al que se tiene en Finlandia como sucesor de Sibelius. Su obra ha pasado por varias etapas: comenzando por un serialismo inspirado en Ligeti ha ido remansándose hacia aguas más eclécticas. Su obra coral es impresionante y su Suite de Lorca de 1973 es, probablemente, lo más conocido. Aporta una visión radicalmente diferente del mismo texto. Ambas versiones sonaron ya en la Residencia en mayo de 1998 a cargo del coro de RTVE en un concierto homenaje a Lorca en su centenario.

NicoletTe, perteneciente a Trois Chansons. Letra y música de Joseph Maurice Ravel (Ciboure,1875 – París, 1937)

Nicolette

Nicolette, à la vesprée,
S'allait promener au pré,
Cueillir la pâquerette, la jonquille et la muguet,
Toute sautillante, toute guillerette,
Lorgnant ci, là de tous les côtés,
Rencontra vieux loup grognant,
Tout hérissé, l'oeil brillant;
Hé là! ma Nicolette, viens tu pas chez Mère Grand?
A perte d'haleine, s'enfuit Nicolette,
Laissant là cornette et socques blancs.

Rencontra page joli,
Chausses bleues et pourpoint gris,
"Hé là! ma Nicolette, veux tu pas d'un doux ami?
Sage, s'en retourna, très lentement, le coeur bien marri.

Rencontra seigneur chenu,
Tors, laid, puant et ventru
"Hé là! ma Nicolette veux tu pas tous ces écus?
Vite fut en ses bras, bonne Nicolette
Jamais au pré n'est plus revenue.
Colasina

Colasina, a la anochecida,
Íbase al prado a pasear,
A coger mayas, junquillos o muguete,
Saltarina, vivaracha,
Mirando aquí, allá, a todos lados,
Encontrose al viejo lobo gruñendo,
Todo erizado, con el ojo brillante;
Colasina, ¿no vendrás de casa de la abuelita?
Sin aliento huye Colasina,
Dejando allí toca y madreñas blancas.

Encontróse a un lindo paje,
Calzas azules y jubón gris,
Colasina, ¿no quieres un  dulce amigo?
Siendo honesta, volviose, muy despacio, mohína.

Encontrose a un señor cano,
Retorcido, feo, hediondo y ventrudo.
Colasina, ¿acaso no quieres todos estos escudos?
Pronto en sus brazos estuvo la buena de Colasina,
Nunca más al prado  tornó.
Trad. Alicia Criado Peña

En 1928, el año en que Fleming descubre la penicilina, deja de residir permanentemente García Lorca en la Colina de los Chopos. Por aquí pasan Andrés Segovia y Manuel de Falla, maestro del Grupo de los Ocho. El 28 de noviembre de ese año Maurice Ravel ofrece un memorable concierto en la Residencia. Acompaña entonces al piano a Madeleine Grey en esta Nicolette, que vuelve a sonar hoy en esta sala, ahora en la versión coral.   Registramos también que ese año Ravel recibe el doctorado Honoris Causa en Oxford, conoce a Gershwin en América y asombra a la audiencia con la originalidad de su Bolero.
En Nicolette, Ravel nos da su revisión, en letra y música no exentas de ironía, del cuento de Caperucita Roja en un tema con variaciones desarrolladas a lo largo de cuatro estrofas. Fue compuesta en febrero de 1915 mientras esperaba su inminente alistamiento para incorporarse al esfuerzo bélico contra Alemania. Curioso tema para esos momentos. ¿Que cómo le fue?, No muy gloriosamente para ser conductor de un camión militar. Cayó enfermo de disentería durante la batalla de Verdun.

Le jour m'etonne et la nuit me fait peur, del poema Un Loup de Paul Eluard (Saint-Denis, 1895 – Charenton-le-Pont, 1952)  con música de Francis Poulenc (París, 1899 – París, 1963)

Un loup

Le jour m'étonne et la nuit me fait peur
L'été me hante et l'hiver me poursuit
Un animal sur la neige a posé
Ses pattes sur le sable ou dans la boue
Ses pattes venues de plus loin que mes pas
Sur une piste où la mort
A les empreintes de la vie.
Un lobo

El día me asombra y la noche me asusta
El verano me atormenta y el invierno me persigue
Un animal en la nieve ha posado las patas
Sus patas en la arena o en el barro
Sus patas  que vienen de más lejos que mis pasos
Por un rastro en que la muerte
tiene las huellas de la vida.
Trad. Alicia Criado Peña

Más densa que larga construye Poulenc esta canción con una imagen poética un tanto inquietante. Opúsculo a seis voces que exige al intérprete ser muy sugerente y muy delicado. Antes de que se den cuenta la pieza habrá acabado en un acorde de la menor en un pianísimo exagerado. Todo en un instante, pero qué instante. Se trata de una pieza perteneciente al álbum Figure humaine Op.120 de 1943 sobre poemas de Eluard. Es la lírica venida de la Francia de aquellos poetas como Aragon o Valéry que por este salón pasaron cautivando a aquellos residentes. Eluard era el surrealismo que produjo un efecto potentísimo en los incipientes poetas del veintisiete y, claro, en Dalí, que además acabo casándose con Gala, la mujer de Paul Eluard.
Como Ravel y Milhaud, también Francis Poulenc pasa por este salón dando una conferencia – concierto el 9 de abril de 1930, el mismo año que Pittaluga presenta oficialmente en la Residencia al grupo de los Ocho. No es raro que Poulenc tenga una debilidad por Eluard y que le dedique bastante música, pues se interesó mucho por el surrealismo e, incluso, por las técnicas dadaistas aplicadas a la composición. Este autor escribe mucha música coral a capella, desde canciones de taberna, poemas musicados e, incluso, misas y toda clase de música religiosa, especialmente a partir de finales de los treinta y durante los cuarenta. Recordemos que se produce en él una decidida conversión al catolicismo allá por 1935.

MIENTRAS TU EXISTAS, poema de Ángel González (Oviedo, 1925 – Madrid, 2008), música de Roberto Balistreri (Cagliari, 1979). Estreno absoluto.

Mientras tú existas,
mientras mi mirada
te busque más allá de las colinas,
mientras nada
me llene el corazón,
si no es tu imagen, y haya
una remota posibilidad de que estés viva
en algún sitio, iluminada
por una luz cualquiera...
Mientras
yo presienta que eres y te llamas
así, con ese nombre tuyo
tan pequeño,
seguiré como ahora, amada
mía,
transido de distancia,
bajo ese amor que crece y no se muere,
bajo ese amor que sigue y nunca acaba.

Ángel González ha leído sus poemas, entre ellos éste, en esta misma sala en 1989 y en 2001 en el ciclo Poeta en Residencia. Se expresa siempre con palabras muy sencillas y con imágenes diáfanas, especialmente en estos versos tan bellos que ya han conocido su metamorfosis en canción de la mano de Pedro Guerra, como colaborador cercano que fue de González.
  Roberto Balistreri, pianista italiano afincado en Madrid desde hace tiempo, dedica buena parte de su quehacer musical a la composición y, desde 2006, también a la composición coral.  Como compositor suele buscar el juego con contrastes y captar la musicalidad del poema. Lo que él mismo llama el sonido interno de las palabras. No quiere encasillar el poema en una forma determinada, prefiere que el mismo texto le indique la manera de musicarlo. Es pianista de acompañamiento y ensayo del coro Vox Aurea, que tiene la satisfacción de sumar esta pequeña, pero intensa, obra a la lista de estrenos de hoy.

A un olmo seco, poema de  Antonio Machado (Sevilla, 1875 –  Coillure, 1939) con música de Javier Busto (Fuenterrabía, 1949). Estreno absoluto.

Al olmo viejo, hendido por el rayo
Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido.

¡El olmo centenario en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.

No será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.

Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.
Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas en alguna mísera caseta,
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.

Javier Busto vuelve a estrenar una obra suya en esta Residencia de Estudiantes de la mano de Vox Aurea. Estas líneas ya clásicas pertenecen al libro Campos de Castilla de 1912. Machado fue una figura reverenciada por aquellos residentes de la primera etapa de esta institución. Sus Poesías completas fueron editadas por la Residencia en 1916 con mucho cuidado y mimo pues detrás estaba Juan Ramón Jiménez que hace encabezar tanta belleza encuadernada con una oración de Rubén Darío de 1905:
Ruego por Antonio a mis dioses
Ellos le salven siempre. Amen.
En este libro de Machado hay una nueva búsqueda de lo objetivo recurriéndose mucho a la descripción del paisaje o a elementos de él como pasa en este poema tan evocador. Ya no es tanto la introspección y simbolismo de Soledades. Es el paisaje de Castilla, que en estas líneas es retratado en un olmo que por edad y abandono ya carece de futuro, pero no de encanto. Busto responde a la sencillez del poema con una música diáfana donde la poesía debe brillar renunciando la música a todo protagonismo y mostrándonos a Machado en toda su esencia con melodías sugerentes y armonías limpias, tal como mandan los dioses de Rubén Darío.

Agua sólo es el mar, poema de  José Bergamín (Madrid, 1895 – Fuenterrabía 1983) con música de Dante Andreo (Prov. de Córdoba - Argentina, 1949). Estreno absoluto.

Agua solo es el mar; agua es el rio,
Agua el torrente, y agua el arroyuelo.
Pero la voz que en ellos habla y canta
No es del agua, es del viento.
Agua es la blanda nieve silenciosa
Y el mundo bloque de cristal de hielo.
Pero no es agua, es luz la voz que calla
Maravillosamente en su silencio.
Agua es la nube oscura y silenciosa,
Errante prisionera de los cielos.
Pero su sombra, andando por la tierra
Y el mar; no es agua, es sueño.
Aparece este poema en la recopilación de la obra de Bergamín que sale a la luz en 1962 con el título “Rimas y sonetos rezagados”. Es una visión extraordinariamente poética del elemento agua la que recoge nuestro Dante Andreo, quedándose con lo más puro de la compleja personalidad tantas veces incomprendida de este madrileño que tanto admiró a Machado y que sus últimas andanzas políticas le acarrearon tan pocas simpatías. Autor antonomásicamente controvertido por su republicanismo a ultranza y catolicismo, rendido admirador de la tauromaquia, crítico acérrimo de la restauración borbónica de la última transición española y, por último, renegado de la patria española. No se suele incluir a este autor en el grupo de autores del 27 cuando hay que decir que allí debe estar por cronología y por la gran calidad de su obra. Tuvo una relación entrañable con Machado y, en sus comienzos, tuvo el apoyo incondicional de Juan Ramón Jiménez, aunque luego lo perdió llegando a ser calificado cruelmente por él como “Príncipe Permanente e Insustituible de la Simia, la Analfabecia y la Titeremundia”.  Es conocida su participación en el homenaje a  Góngora en Sevilla junto a Juan Chabás, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Federico García Lorca y Rafael Alberti en 1927, que supuso la presentación en sociedad de estos poetas. Este acto fue en su día recordado en su setenta aniversario por la Residencia de Estudiantes por lo que es justo que Dante Andreo, autor protagonista del seminario del coro Vox Aurea de 2009 en la propia Residencia, lo recoja para esta pieza llena de gracia en un licuado la menor.

EN EL FONDO DEL HOMBRE. Poema de Miguel Hernández (Orihuela, 1910 – Alicante, 1942), música de Xavier Sarasola (Beasain, 1960). Estreno absoluto.

En el fondo del hombre,
agua removida.

En el agua más clara,
quiero ver la vida. 

En el fondo del hombre,
agua removida.

En el agua más clara,
sombra sin salida.

En el fondo del hombre,
agua removida.

Este conmovedor poema tan desesperanzado pertenece al Cancionero y romancero de ausencias (1941 - 1942) que Miguel Hernández comienza en 1938 con poemas dedicados a su primer hijo Manuel Ramón, muerto con pocos meses de vida, y que da término en la cárcel de Alicante donde morirá poco después. Lo dedica a su mujer que está pasando por grandes penalidades.
En los años treinta conoce y trata a los poetas del veintisiete, algunos muy relacionados con la Residencia, como Lorca, Neruda y Bergamín. Fue por entonces admirado y alabado por Aleixandre y Juan Ramón y protegido por su gran valedor don José María de Cossío.
Xavier Sarasola da profundidad musical a estas breves y lacerantes líneas en apenas cincuenta compases. Este compositor, profesor de violín, armonía y canto coral y ex cantor del Orfeón Donostiarra quiere participar en esta celebración dando a estrenar esta canción en torno a un do mayor un tanto removido, como el fondo del hombre.

CASTILLA TENE CASTILLOS. Poema de Rafael Alberti (El Puerto de Santa María, 1902 – Id., 1999), música de Josu Elberdin (Pasaia, 1976). Estreno absoluto.

Castilla tiene castillos,
pero no tiene una mar.
Pero sí una estepa grande,
mi amor, donde guerrear.

Mi pueblo tiene castillos,
pero además una mar,
un mar de añil y grande,
mi amor, donde guerrear.

Tras su primer libro, Marinero en tierra (1925), Alberti publica La amante (1926). En él, Alberti, narra poéticamente las impresiones de un viaje en automóvil por las carreteras de Castilla la Vieja acompañando a su hermano, viajante de una empresa de vinos. El trayecto de Burgos a Villarcayo le sugiere este poema donde contrasta el paisaje de estepas con el mar, tema recurrente en los libros de esta etapa neopopularista. Alberti no fue residente, pero pasó épocas en las que venía por aquí prácticamente a diario por su amistad con Lorca, Celaya y tantos otros.
Elberdín, hombre de paisaje marítimo, pedagogo musical, director de coros y organista, cuya música ya sonó aquí hace dos años, escoge esta pieza para ponerla en música y estrenarla aquí dedicada a Javier Corcuera y al coro Vox Aurea. Comienza la pieza añadiendo la frase ¡Castilla! ¡La mar! ¡No! Indicando Solemne e grandiosso en un dramático acorde de re menor como para subrayar la lejanía de ambos ámbitos geográficos y termina la pieza en un Sol mayor algo más risueño para evocar la nostalgia del mar.

Anoche cuando dormía, Poema de Antonio Machado (Sevilla, 1875 –  Coillure, 1939) con música de Josu Elberdin (Pasaia, 1976). Estreno absoluto.

Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que una fontana fluía
dentro de mi corazón.

Di, ¿por qué acequia escondida,
agua, vienes hasta mí,
manantial de nueva vida
de donde nunca bebí?

Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que una colmena tenía
dentro de mi corazón;

Y las doradas abejas
Iban fabricando en él
Con las amarguras viejas
Blanca cera y dulce miel.
Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que un ardiente sol lucía
dentro de mi corazón.

Era ardiente porque daba
calores de rojo hogar,
y era sol porque alumbraba
y porque hacía llorar.

Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que era Dios lo que tenía
dentro de mi corazón.

El joven compositor vasco Josu Elberdin nos ha escrito dos obras para estrenarlas en el concierto de hoy: Alberti y Machado, dos generaciones, dos estéticas poéticas y dos momentos para inundar de música esta sala con estos versos que ya llevan tantas décadas adheridos a los muros sabios de esta casa.
Para finalizar el concierto, escuchamos al Machado más introspectivo y simbolista de Soledades (1903) que tuvimos la ocasión de visitar el año pasado de la mano de Dante Andreo con el poema Otoño y ahora con este Anoche cuando dormía. Estos octosílabos tan conocidos irán progresando musicalmente en esta pieza de Elberdin de forma que verán ustedes cómo finalmente se dará paso a la palabra recitada arropada de unas voces que subirán de improviso medio tono pasando de fa a fa sostenido mayor para darle un aire de mayor exaltación a la repetición final del estribillo. Recurso muy apropiado porque el poema está formado por siete cuartetas en gradación ascendente con visiones oníricas bellas y amables que transmiten una serena, pero intensa, alegría interior.

Thyrsus me fecit