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lunes, 29 de octubre de 2012

18º Seminario Vox Aurea 2012 con Nacho Rodríguez


En el último fin de semana de octubre de 2012 se ha celebrado, como siempre en la Residencia de Estudiantes de Madrid, el último seminario de este coro Vox Aurea que está abierto a todo aficionado al mundo coral.

Este año se ha dedicado a los autores Monteverdi y Schütz. Madrigales y motetes de dos autores que marcan la transición del Renacimiento al Barroco. Nacho Rodríguez domina este repertorio y la ocasión no podía desperdiciarse. El seminario de este año ha sufrido sus vicisitudes pues estaba previsto en las fechas habituales de mayo o junio y el invitado iba a haber sido Fidel Calalang, gran director filipino. pero la agenda de este maestro impidió un arreglo final. Al cambiar de planes el coro y su director Nacho Rodríguez se ponen de acuerdo en trabajar a estos autores. 

Como de costumbre he escrito el programa de mano que la Residencia se encarga de editar e imprimir. Ha sido un trabajo muy interesante para alguien como un servidor de ustedes que siempre estuvo muy atraído por este periodo de la historia de la música. Las traducciones de las letras son propias.

Montevrdi y Schütz son personalidades muy distintas, pero muy atrayentes, que viven en escenarios fascinantes y que son genios de la música. Como señaló Nacho en la presentación del concierto final de seminario al público que abarrotaba el salón, Monteverdi es un autor muy recurrente en la vida musical española, no así Schütz, a pesar de ser un autor fundamental. Por eso el coro Vox Aurea se siente muy satisfecho por difundir esta música maravillosa de Schütz.

Notas al programa:

D’ambrosia e di nettare si pasce.

El arte musical lleva más de cien años debatiendo sobre sus categorías estéticas, su relación con la tradición, la relación entre artistas y público etc. Y ahí seguimos. De vez en cuando, el largo transcurso de un arte como la música vive momentos de cambio. Por eso hay autores que además de mostrar un gran genio nos guían en encrucijadas que señalan por dónde irán las coordenadas estéticas en los tiempos por venir. En la música, hay grandes genios que no muestran este camino, véanse los casos de Bach o Brahms, pero otros sí y los que vamos a oír esta tarde pertenecen a esta categoría de genio-guía junto a otros que podrían ser, por ejemplo, Beethoven, Wagner o Debussy.

Claudio Monteverdi y Heinrich Schütz se encuentran en ese punto clave en que se va desdibujando el arte musical renacentista y entreasoma el barroco. Italia y Alemania abren una nueva época en música donde ellos y los franceses desarrollarán estilos definidos de gran influencia y poder.

Ambos autores son fundamentales en la música vocal y coral pues a ella se dedicaron con todo su arte y pasión desde niños pues ambos aprendieron música cantando en coros infantiles. Han trabajado la música vocal en muchos su órdenes y variantes. Incluso, por ejemplo, coinciden en escribir las primeras óperas, aunque sólo nos han llegado algunas pocas de Monteverdi. Vamos a escuchar hoy música profana, madrigales, de Monteverdi y música sacra, motetes, de Schütz. Sólo asomará la cabeza un maestro una generación anterior, Luca Marenzio, el gran madrigalista italiano en su calidad de maestro inspirador de Monteverdi.

Claudio Monteverdi. (Cremona 1567 – Venezia 1643):

La bocca onde l’asprissime parole (2º libro di madrigali 1590)
A un giro sol de’begl’occhi (4º libro de madrigali 1603)
Sì, ch’io vorrei morire (4º libro de madrigali 1603) 


Monteverdi es muchas cosas en la historia de la música como es archisabido. Aquí rendimos homenaje al gran madrigalista en obras polifónicas en las que fue un maestro indiscutible. Estas pequeñas piezas que llamamos madrigales son canciones con texto profano, normalmente de los más laureados poetas, que se cantan a cinco voces según el canon renacentista llamado entonces prima prattica. La seconda correspondería a la monodia acompañada típica del barroco y de la que Monteverdi es pionero. Pero eso se produce a partir de su quinto libro de madrigales y hoy, en este concierto, no pasaremos del cuarto.

La bocca onde l’asprissime parole es una miniatura de tema amoroso donde el amante sugiere un cambio feliz en la actitud de su amante hacia él. El lenguaje otrora hiriente se vuelve dulce y fuente de toda delicia. Obra de joven músico de poco más de veinte años que se fija en estos versos de Enzo Bentivoglio, poeta contemporáneo de corte e inspiración caballeresca.

La bocca onde l’asprissime parole
solean uscir ch’ir mi facean dolente
vie più di quante mai fur sotto il sole,
or nutre l’alma mia soavemente
d’odor di fresche rose e di viole,
cui cede ogn'altro che l’Arabia sente,
e d’ambrosia e di nettare si pasce,
ché tra le perle e i bei rubini nasce.

Las más ásperas palabras
que podrían existir bajo el sol,
y que solían salir de tu boca haciéndome penar
ahora nutren con suavidad mi alma
con los aromas de rosas y violetas
mejores que las esencias de Arabia.
Pues se alimenta de ambrosía y néctar
que entre perlas y bellos rubíes nace

A un giro sol de’begl’occhi es un poema de Giovanni Battista Guarini que pasa por ser el poeta que más ha sido musicado por sus contemporáneos de finales del renacimiento y primer barroco, por lo que no podía faltar aquí. En este madrigal amoroso, que habla de las penas y afanes amorosos, se puede escuchar un recurso muy de la época que consiste en pintar con las palabras. Es el concepto renacentista de “representación”, de subordinar la música al texto dotando de significado a notas, o conjunto de notas para reforzar el significado con sonidos alusivos. Así cuando se menciona al aire suena el viento y cuando aparece la palabra “mar” las notas suben y bajan como las olas. Este recurso suele denominarse como “figuralismo”.

A un giro sol de begl’occhi lucenti
Ride l’aria d’intorno,
E’l mar s’acqueta, Ei venti.
E si fa il ciel d’un altro lume adorno.
Sol io le luci ho lagrimose e meste
Certo quando nasceste cosi crudele e ria
Nacque la morte mia.

Con un sólo giro de sus bellos y luminosos ojos
Ríe el aire de alrededor
Y el mar y los vientos se sosiegan,
Y el cielo se ilumina con otra luz.
Solo yo tengo los ojos húmedos y tristes.
En verdad, cuando naciste así, tan cruel y malvada,
nació mi muerte.

Sì, ch’io vorrei morire, texto de Maurizio Moro, poeta del círculo literario de Ferrara como Guarini y Bentivoglio. De nuevo se recure al figuralismo en este madrigal sobre un poema de Eros y Thanatos, donde el rapto amoroso es tan potente que lleva al amante a desear la muerte.


Sì, ch’io vorrei morire
ora ch’io bacio, Amore,
la bella bocca del mio amato core.
Ahi, cara e dolce lingua,
datemi tanto umore
che di dolcezz’ in questo sen m’estingua.
Ahi, vita mia, a questo bianco seno,
deh, stringetemi fin ch’io venga meno.
Ahi bocca, ahi baci, ahi lingua, i’ torn’ a dire:
«Sì, ch’io vorrei morire».

Sí, que yo querría morir,
mientras beso, Amor,
la bella boca de mi amada.
Ay, cara y dulce lengua,
dame tanto de tu licor
que pueda fundirme de dulzura en tu regazo.
Ay, vida mía, contra este blanco seno,
ay, estréchame hasta que me desvanezca.
Ay boca, ay beso, ay lengua, vuelvo a decir:
«Sí, que quisiera morir».


Heinrich Schütz, (Köstricht 1585 – Dresde 1672):

Die mit Tränen säen werden mit Freuden ernten (Geistliche Chor-Musik 1648) SWV378
So Fahr ich hin zu Jesu Christ (Geistliche Chor-Musik 1648) SWV379
Cantate Domino canticum novum (Psalmo 149, 1-3. Cantiones sacrae 1625) SWV81 


De Venecia a Dresde. De la más bella ciudad del norte de Italia vamos a la más bella ciudad del sur de Alemania. Schütz da la réplica a Monteverdi en nuestro concierto. Si el italiano es un representante de un renacimiento profano y un tanto venal, Schütz encarna al mundo alemán de entonces, más espiritual y religioso. Sabemos que estuvo estudiando con Gabrieli en Venecia cuando Monteverdi ya vivía y trabajaba allí. Hay quien da por seguro que llegaran a incluso a conocerse personalmente. Schütz imprimirá a su austera obra religiosa posterior un cierto aroma veneciano fruto de su época de estudiante.

Como Monteverdi comienza su carrera con un libro de madrigales y, como él, escribe la primera opera alemana “Daphne” que se ha perdido, como el italiano es un maestro especialmente hábil en vestir el pathos de los textos con música especialmente conveniente desde el punto de vista de los afectos. Sin embargo, a pesar de estas similitudes son autores con grandes diferencias. Si bien ambos fueron cantores en su juventud, Monteverdi era violista y Schütz organista. Esto concuerda con que Monteverdi está más inclinado hacia los salones y Schütz más escorado al templo. Es un autor básicamente de música sacra.

Por ello, las obras que hoy nos ofrecen Vox Aurea y su director Nacho Rodríguez de Schütz tienen este carácter religioso.

Die mit Tränen säen werden mit Freuden ernten, texto de la biblia de Lutero que corresponde al Salmo 126.5: Los que en lágrimas siembran, recogerán entre gritos de alegría, que siglos después usará Brahms para su Requiem alemán. . Se trata de un motete publicado en 1648, cuando ya Schütz es un gran maestro de 63 años. De nuevo aparece el dominio de pintar con música el texto. El contraste entre las lágrimas y la alegría recibe su tratamiento musical con un efecto magnífico.

Die mit Tränen säen, werden mit Freuden ernten.
Sie gehen hin und weinen und tragen edlen Samen
und kommen mit Freuden und bringen ihre Garben.
Los que siembran con lágrimas,
recogerán entre gritos de alegría.
Se fueron y lloran,
llevando la noble simiente,
y retornan con júbilo,
y traen sus gavillas.

So Fahr ich hin zu Jesu Christ (Así me encamino hacia Jesucristo), también de 1648 corresponde al himno de Nikolaus Hermann de 1575 Wenn mein Stündlein vorhanden ist. Comienza con un recurso muy del autor. Para “pintar” esta sensación de movimiento que imprime el texto usa una “fuga inversa” en la que sopranos 1, altos y bajos comienzan con una serie de notas ascendentes comenzando con un la y las sopranos 2 y tenores arrancan con una serie descendente comenzando por la misma nota y luego se van alternando con este dibujo.

So fahr ich hin zu Jesu Christ,
mein Arm tu ich ausstrecken,
so schlaf ich ein und ruhe fein,
kein Mensch kann mich aufwecken,
denn Jesus Christus, Gottes Sohn,
der wird die Himmelstür auftun,
mich führen zum ewigen Leben.


Así me encamino hacia Jesucristo,
extiendo el brazo,
caigo dormido y descanso profundamente.
Nadie puede despertarme
si no es para Jesucristo, Hijo de Dios,
que abrirá las puertas del cielo
y me conducirá a la vida eterna.

Cantate Domino canticum novum corresponde a una época en que Schütz sufre varias desgracias como son la muerte de su cuñada Ana María y de su mujer Magdalena. Sin embargo no es un canto de tristeza o desesperanza, sino todo lo contrario: Es un canto de alabanza donde se invita a la alegría, al canto y al baile. De nuevo la música acompaña la letra para comunicar mejor los afectos de este Salmo 149 tantas veces puesto en música y donde se menciona al coro: “Laudent nomen eius in tympano et choro”. Esta frase hace reflexionar a San Agustín: “¿Qué es lo que constituye un coro? (...) El coro es un conjunto de personas que cantan juntas. Si cantamos en coro debemos cantar con armonía. Cuando se canta en coro, incluso una sola voz desafinada molesta al que oye y crea confusión en el coro mismo”.

Cantate Domino canticum novum;
laus ejus in ecclesia sanctorum.
Laetetur Israel in eo qui fecit eum,
et filiae Syon
exultent in rege suo.
Laudent nomen ejus
in tympano et choro:
in psalterio psalant ei.

Cantad al Señor un cántico nuevo
resuene su alabanza en la comunión de los santos
Regocígese Israel en su hacedor
gócense en su Rey los hijos de Sion
Alaben su nombre con danzas;
salmodien al son del tambor y de la lira.

Luca Marenzio. (Coccaglio 1553 – Roma1599):

Dissi a l’amata e mia lucida stella (Madrigali a quatro voci, Libro primo, Roma, 1585) 

Compositor del renacimiento tardío, personifica la fase inmediatamente anterior a Monteverdi y Schütz que son autores y agentes del cambio estético entre dos grandes épocas de la música occidental. Es uno de los grandes madrigalistas de la época. Fue famoso y admirado dentro y fuera de Italia. Autores tan importantes como Thomas Morley y Thomas Weelkes le tenían en mucha estima. Su influencia fue por tanto muy grande en la época.

Dissi a l’amata e mia lucida stella es uno de los madrigales más conocidos de este autor. El texto es de G. B. Moscaglia, un compositor y poeta amigo de Marenzio de cuando vivía en Roma. Marenzio no desdeña la técnica del figuralismo y la usa también en este madrigal cuya aparición coincide en el tiempo con el nacimiento de Schütz.

Dissi a l’amata mia lucida stella,
che più d’ogn’altra luce
et al mio cor adduce
fiamme, strali e catene,
ch’ogn’hor mi danno pene:
«Deh morirò, cor mio» –
«Sì, morirai, ma non per mio desio.»

Dije a mi amada y brillante estrella,
que refulge más que ninguna
y que a mi corazón arroja
llamas, saetas y cadenas
causándome penas sin cesar:
«¡Ay, moriré, corazón mio!» –
«¡Sí que morirás, pero no por mi deseo!»

Alimentémonos pues, esta tarde de ambrosía y néctar musicales servidos por Vox Aurea, cursillistas y Nacho Rodríguez en esta Residencia de Estudiantes. Que nutran la sensibilidad de todos y su efecto sea de lo más balsámico.